Huachis en Ancash Perú

Para visitar Huachis en Ancash Perú
¿Y por qué no va por Inca Naani,?, más fácil llegas. me dice Lucía que va por el camino empedrado de Huachis.
–¿Inca Naani, qué es, le contesto?, –Camino inca, y muy bueno esta, me responde poniendo una dulce sonrisa en su rostro
Y en esa misma hora todos por carretera, cuando por el Inca Naani, está la cercanía, la subienda y la compañía. Ni la pereza agarra, se aterra de solo ver viajero y viajera haciendo alarde de su deliciosa energía, delante del horizonte que saluda con alegría: — ¡Yamayllaku!–
Y así de repente por mi frente, alzando los ojos, no más tantito, esta Huachis, y mi compañero dice, ¡¡¡” Me encanta Huachis!!!”.

Asomo más mi mirada café y veo que todo está en su lugar, por las callecillas juegan despreocupadas niñas; cuchichean cuando nos ven pasar, sigo, continúo tranquila porque el sol no arde y el viento solo de vez en cuando sopla y acariciando pasa.
Las casas de tierra ¿amarilla o caqui?, no sé bien los colores a esta hora, pero sé que se levantan una tras otra, como tratando de cubrir la coronilla del cerro.
¡Todo está, o casi todo está en su lugar!, puertas de madera, piedras, hojas secas y cuchis en las praderas de las callejas. Y sí, la mirada profunda y festiva de Susana Flores, distinguida ella, en la mitad de arriba mirando, con Esther y Eva Vilca que le acompañan en los quehaceres de la rodela. Convidan su alegría, enseñanza y conversa, alimento inenarrable del viajante.

Del otro lado, al establo vuelven las ovejas, las saludo personalmente a todas; y los perros y gallinas también retornan con especial comedimiento, detrás de las faldas de Helena y delante del último rayo de sol que rompe el silencio abrazador de la noche. En las tushpas se cose papa y los penachos de humo se escapan desde arriba, no disimulan, se delatan. Por las principales, en cambio, algunas aceleran paso para acabar dejando la cotidianidad terminada.
Me detengo en frente de una tienda, en la misma plaza de la espera. ¡Ay! y el delicado olor de las azucenas siempre es el mismo en Huachis. ¡Ay! ¡Cosa buena!, repito para mis adentros y festejo en compañía la visita y la cercana emoción de la dicha. Sigo por delante de la escuela y más allá dulcemente duerme el perro, voy bajando, y entonces, me envuelve en su conversa Adelaida, me va llevando desde la siembra a la cosecha y después al convidao’; para esta hora debe estar esperando en la mesa la cancha y la mikhuna de buena noche, pienso.

Me dice: “porque no se quedan, pues, o cuando vuelvan me visitan”
Ahora que ya revelé este destino, me pierdo en las mismas formas y colores distantes, pero conocidas para mis sentidos.
Huachis de Huari en Huaraz sintoniza su día entre el sol que sale y se oculta, la gente, las ovejas, el ovejero (el perro), los chanchos, la gallina, el burro y el caballo.

Asomo más mi mirada café y veo que todo está en su lugar,…

…por las callecillas juegan despreocupadas niñas; cuchichean cuando nos ven pasar, sigo, continúo tranquila porque el sol no arde y el viento solo de vez en cuando sopla y acariciando pasa.

Por las principales, en cambio, algunos aceleran paso para acabar dejando la cotidianidad terminada

Y sí, la mirada profunda y festiva de Susana Flores, distinguida ella, en la mitad de arriba mirando, con Esther y Eva Vilca que le acompañan

En las tushpas se cose papa y los penachos de humo se escapan desde arriba, no disimulan, se delatan..

Y en esa misma hora todos por carretera, cuando por el Inca Naani, está la cercanía, la subienda y la compañía. Ni la pereza agarra, se aterra de solo ver viajero y viajera haciendo alarde de su deliciosa energía, delante del horizonte que saluda con alegría: — !Yamayllaku!–

..voy bajando, y entonces, me envuelve en su conversa Adelaida, me va llevando desde la siembra a la cosecha y después al convidao’; para esta hora debe estar esperando en la mesa la cancha y la mikhuna de buena noche, pienso. Me dice: “porque no se quedan, pues, o cuando vuelvan me visitan”