La industria sin chimeneas, es así es como la llaman a una de las fuerzas económicas más importantes que situada en las primeras filas de ingresos a varios países del mundo; comercial y académicamente lo decimos turismo, y otros lo dicen viaje, así a secas, porque no quieren verse inmiscuidos en semejante categoría denominada “ turista”, persona que vaga por el mundo con pantalones anchos, sombrero, bloqueador y botella de agua casi siempre a la mano, (ah!, casi siempre es de piel blanca) botiquín para miles de cosas y claro, con un guía que le hable preferentemente en inglés y le haga sentirse seguro y bien informado, aunque para este último ya abundan las APP de viajes, blogs, grupos en Facebook, whatsapp, páginas y demás.
Cómo ven, las puntualidades y afirmaciones frente al asunto del turismo o “el viaje” es bastante extenso, y si hablamos de viajeros o turistas, hay otro tanto, así que, para este caso particular lo vamos a llamar viajeros, a todas estas personas que se han desplazado de su entorno habitual a otro diferente y han ido a visitar distintos lugares que tienen o guardan algún atractivo particular al que han catalogado como atractivo turístico y por ende es bastante promocionado por entidades del Estado, organismos privados y no, como por ejemplo por las llamadas Oficinas de información turística, Cámaras de turismo, hoteles, restaurantes, Ministerios, Eventos, y etc.
Estos atractivos reciben varios tantos de visitantes diariamente, haciendo que se posicionen como lugares emblemáticos y estén entre los más rankeados como lugares imprescindibles para la visita. Tal es el caso de Machu Picchu, La Montaña de los Siete Colores, Kuélap por mencionar algunos en Perú; el Parque Tayrona, Cartagena de Indias, Guatapé, en Colombia, Las Pirámides de Egipto, los arrecifes de Coral entre otras muuuuchas más… Estas maravillas, así como reciben mucha gente (unas más que otros) ofertan actividades que involucran a los animales al servicio del entretenimiento del viaje lo que implica para estos un oscuro y silencioso sufrimiento, entre estos animales están los toros, los gallos, elefantes, los caballos, monos, osos, tigres, burros y camellos. Y si alguien sabe de alguno más, me lo cuenta…

Por ejemplo, PETA People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), realizó una investigación en Egipto mostró el abuso al que son sometidos camellos y caballos para llevar visitantes a los sitios turísticos principales.

La festiva Montaña de los Siete Colores también sufre de este mismo mal, caballos enclenques, heridos, azotados puestos para el oficio del turismo.
Kuélap también tiene a estos animales esperando por visitas, el recorrido no demora más de veinte minutos, y ¿hay que subirse en un caballo para evitar la fatiga?, ¿a un caballo en condiciones un tanto, de stress, y cansado?
Guatapé, tiene a los pobres caballos en una esquina, como escondidos de todo, para que no vayan a relinchar, agachados, medio dormidos, bajo el sol abrazador de Antioquia la caliente.
Cartagena, aquí hay caballos a todo trote dando menudas vueltas una y otra vez por la ciudad amurallada, jalando carruajes con viajeros encima. En varias ocasiones estos caballos se han desplomado en medio recorrido.
En el precioso Parque Tayrona también se puso al descubierto este agujero que carga el turismo, el maltrato animal a los caballos que esperan bajo sol, sin agua y comida y sin el debido descanso, esperan para cargar a perezosos e inconscientes visitantes. (hágame el favor).

Los burros que llevan a turistas obesos también sufren la misma suerte en la una de las famosas islas griegas
Los animales, casi siempre o siempre sufren golpizas, están hambrientos, cansados, sedientos, heridos, desnutridos, trabajan en exceso y se alimentan mal. Así que muchos de ellos mueren en “el oficio del viaje”. Sin mencionar que ahora hay “atracciones de vida silvestre para el turismo”, estas atraen a personas de todo el mundo para pasar o estar con animales, verles pintar, saltar, bailar, hacer triquiñuelas, jugar y un sin número de actividades no aptas a su naturaleza.

Muchas veces estas actividades están bien disfrazadas, por “buenos cuidados y alimentación” pero solo cuando están a vista y paciencia del visitante.
Los visitantes (turistas o no, viajeros o no) somos los directos responsables del doloroso maltrato que se ejerce sobre estos animales.

Lo podemos EVITAR, por favor: si viajan no se suban a los animales no recarguen su decidía sobre el lomo de estos desvalidos de voz y voluntad, no acudan a diversiones o entretenimientos donde los animales estén involucrados o sean los protagonistas del entretenimiento (corridas de toros, caballos, cabalgatas, peleas de gallos, juegos de cuy y etc.) No se suban a un caballo, camello, burro, llama, toro o vaca solo con el fin de saber que se siente estar montado sobre el lomo y ponerse de listxs a agitar el paso. Los animales no están para servirles de recreo, de sube y baja o columpio de parque.

Los animales son seres que sienten y merecen un trato digno. Los turistas, visitantes o viajeros, (como quieran llamarlos) que pagan por hacer uso de un animal en los lugares turísticos son los que mantienen este tipo de miserias para los animales. Si ves este tipo de maltrato divulga y denuncia.
—“Camine y conozca que sea la consigna para este resto de año”—